La correlación ilusoria se da en aquellos juicios que están basados en un mal análisis de las circunstancias. Uno entiende que existe una correlación más fuerte entre dos variables de la que verdaderamente existe. Tendemos a pensar que una persona musculosa va a ser un portento en la cama por el mero hecho de asociar su fuerza muscular a su libido mientras que obviamos que, por el uso de determinados suplementos, la hipertrofia muscular en muchos casos está asociada al hipogonadismo. Estos fallos en la percepción dan lugar a prejuicios tontos en base a los cuales actuamos. Caemos en las trampas de nuestro propio análisis limitado por los sesgos cognitivos.
En la gastronomía uno a veces se topa con este tipo de fenómenos. Asociamos los macarrons a la cocina extraordinaria, las recetas de un chef estrella a un éxito seguro, la promoción de un negocio con el lleno hasta la bandera o la cercanía a puertos con una materia prima excepcional. Aparentemente existe una correlación entre las causas mencionadas pero uno siempre se puede sorprender con: una macarron caprichoso, unas recetas destinadas a vender, un negocio vacío con el apoyo de una gran agencia o unos restaurantes de playa con muy mal pescado. Tenemos que atender a las buenas correlaciones. Aquellas que nos van a llevar a un juicio de valor acertado. Lamentablemente en este caso es difícil saber sin probar cual va a ser el camino correcto.
Por esto, intentemos escapar de las ilusiones porque en la propia etimología de la palabra se nos dice a voz en grito que eso que se está sintiendo, por muy placentero que sea, está causado por el engaño de los sentidos. Sino por qué iba a tener ese sentido tan peyorativo el iluso si solo es el adjetivo de aquel tipo que posee algo tan mágico como la ilusión. En la gastronomía y en el amor, cuando uno opta por el atajo, tiene que saber que puede llegar antes al destino, pero también que puede que ese no sea el lugar donde quería ir en un principio.
Suertes del Marqués, 7 Fuentes (D.O. Valle de la Orotava). Madrid, enero de 2016.
G. Campoamor 