Antes se solía decir: «son gente de poco lastre». La expresión está en desuso pero el concepto está muy vivo. Obstaculizar es la función principal de muchas personas. Tenemos que ser conscientes del valor que aportan: cambiar la trayectoria pretérita. Cambian la dirección o la velocidad no es fácil. Hay otros neutros que nunca podrán hacer cambiar la trayectoria de nada. Su irrelevancia los hace permeables. Por eso, los escollos no siempre restan. Tienen una función condicionante a nuestros planes y su resultado no lo podemos afirmar a priori.
Para sobrellevar estos cambios inesperados a nuestra libre voluntad pensamos que siempre está ahí la posibilidad de decir que no. El rechazo como escudo de salvación. La posibilidad de continuar con nuestra trayectoria nos da paz. Algo que conocemos y que nos llevará supuestamente a buen puerto.
Aunque rechazo con frecuencia, creo que la localización indeterminada puede llevarme a cotas inesperadas de satisfacción. Como ese plato que combina sabores de una nueva forma que te incita a mirar en otra dirección o aquel vino que te enseña que la acidez está sobre-valorada.
Todas estas experiencias irresolutas actúan como obstáculos ante nuestra supuesta libre voluntad. Por eso, Free-Will es una compañía discográfica independiente japonesa fundada por Hiroshi Tomioka en 1986.
Guisantes con callos de bacalao y trufa de Céleri. En Barcelona, febrero de 2017.